martes, 6 de noviembre de 2007

El Calafate: Navegación Todo Glaciares

Ice, ice, baby

A las 7:20 Mariano, de Amayco, nos pasó a recoger para hacer la excursión llamada Todo Glaciares ($285 por persona). Las agencias te llevan hasta el embarcadero de Puerto Bandera, previo pago de la entrada al Parque Nacional de Los Glaciares ($40). Allí te subes a unos grandes catamaranes para unas 200 personas cada uno. La empresa Fernández Campbell tiene la concesión en exclusiva de la navegación. Se rumorea que el ahora ex-presidente Kirchner tiene participación en esta empresa, al igual que en la mayoría de los complejos turísticos y otras grandes empresas de El Calafate.

El catamarán comienza a recorrer las aguas turquesa del Lago Argentino y en cuanto se adentra en el brazo Norte se empiezan a ver ya los primeros icebergs flotando. La expectación es máxima y al primer pedazo de hielo todo el mundo se abalanza a la cubierta con sus cámaras en ristre. Poco a poco se ven icebergs más grandes y algunos presentan formas curiosas y cuevas con unos azules increíbles.

Iceberg en el Lago ArgentinoIceberg en el Lago ArgentinoIncreíbles azules


Hoy el capitán decide ir primero a Bahía Onelli. Según las previsiones meteorológicas, cada día se decide la ruta. Desembarcamos y hacemos una caminata de unos 15 minutos por en medio de un bosque por un terreno llano. Al bajar elegimos el grupo en inglés, ya que el español va petado y así conseguimos llegar antes a lo que es la bahía. Luego vimos que al grupo español el guía les dio la chapa durante casi media hora más, así que les quedó menos tiempo para disfrutar de las vistas.

La bahía es un lago cerrado en el que desembocan tres glaciares, lo que hace que esté lleno de témpanos de hielo. Es un espectáculo impresionante. Hay una playa de piedras muy larga, que puedes recorrer de un lado a otro, con distintas panorámicas de los icebergs y los glaciares que descienden de la montaña. Un paisaje fantástico.

Bahía OnelliBahía Onelli


Tras volver a embarcar, el catamarán se dirigió hacia el glaciar Upsala, que es el glaciar más grande en extensión de todo el Parque Nacional. El frente tiene 4 km y mide unos 60 metros de altura. A su lado los catamaranes empequeñecen. Lamentablemente el capitán de nuestro catamarán, el Nueva León, era menos atrevido que el del Quo Vadis y se acercó mucho menos. Aun así es increíble ver toda esa cantidad de hielo y pensar que sólo hace unos años había una extensión ocupada muchísimo mayor.

Glaciar Upsala


Luego volvimos a recorrer el brazo norte en dirección al glaciar Spegazzini. Es menos ancho en su frente que el Upsala, pero es mucho más alto, entre 90 y 100 metros. También por sus características permite acercarse más a él. Una peculiaridad es que desde la izquierda cae un glaciar colgante que se une al Spegazzini justo en el frente. Nueva sesión de fotos de esta inolvidable vista y después comienzo del regreso a puerto admirando las cascadas que caían por las altas paredes rocosas a nuestro lado derecho.

Glaciar SpegazziniGlaciar Spegazzini


El catamarán nos dejó de vuelta en Puerto Bandera con una sonrisa en todas y cada una de las caras. Nos estaba esperando nuevamente Mariano, de la agencia Amayco, que nos llevó de vuelta a El Calafate.

El resto de la tarde nos dedicamos a dar un paseo por el centro de la ciudad. Comprobamos que aquí los precios son bastante más elevados que en el resto de Argentina, y es que el ser un centro turístico de primer nivel tiene esos inconvenientes. Por ejemplo, en Ushuaia compramos una tarjeta de memoria SD de 2 GB por $130. En El Calafate fue imposible verla por menos de $250... Se volvía a agotar la memoria ¡¡y todavía quedaba el Perito Moreno por delante!!

La famosa Tablita

Para cenar reservamos en el famosísimo La Tablita. Parece que a este restaurante se le ha subido la fama a la cabeza, ya que intentan meter más gente de la que son capaces de atender y, al final, nos sentamos a la mesa una hora más tarde de lo reservado. En cuanto a la comida, la carne estaba muy reseca. El cordero es el peor que hemos comido hasta ahora. Quizás fuera por lo tardío de la noche, porque otras personas que fueron a primera hora nos hablaron muy bien del mismo. Además es el sitio más caro en que hemos cenado hasta ahora. Ensalada, parrillada para dos, vino Finca Lucía cabernet de 3/8 (no está mal), sin postre por $150 los dos. Muy caro para lo que comimos. En definitiva, el sitio no merece la pena. Quizás son los efectos de la fama. Otras personas nos recomendaron el Pura Vida y el Don Pichón, así que habrá que desquitarse otro día.

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