Península Valdés.
Hoy contratamos una excursión de día completo a Península Valdés con avistaje de ballenas, principal objetivo de venir aquí. A través de El Gualicho salió por $190.
Tras el muy escaso desayuno (café, mini-pan tostado, un minipocillo de mermelada y un minipocillo de dulce de leche) salimos a las 8 en una furgoneta con 15 personas.
Los alrededores de Puerto Madryn, y en general de los pueblos de Patagonia, dan una impresión destartalada, como si no se hubieran cuidado las casas desde que se construyeron. Eso, unido al monótono paisaje, hace que parezcan tener como 50 años.
A la llegada a la reserva de Península Valdés, pagamos los $40 de entrada y paramos en el Centro de Interpretación del Istmo Ameghino. Hay un esqueleto de ballena y un mirador desde el que se ven los dos golfos y el monótono (creo que ya lo dije varias veces) paisaje de la planicie patagónica.
Allí comienza una carretera de ripio que lleva hasta Punta Norte. Hay un mirador y una senda por el borde del acantilado desde donde se ven la playa y también una pequeña colonia de elefantes marinos. Es un agradable paseo, aunque es mucho mejor en Punta Candor.
Ésa fue la siguiente parada. Allí comimos en la estancia La Elvira: $60 por varias tapas de buffet y una ración de cordero a la brasa que estaba bastante bueno. Y luego el paseo por el borde de la playa. Bajando hacia la derecha hay muchos más elefantes y se pueden ver desde mucho más cerca que en Punta Norte. Hay algunos ejemplares de un tamaño descomunal y es que pueden llegar a pesar 4000 Kg.
Por el camino de la izquierda se llega a un bonito mirador, desde donde se aprecia Caleta Valdés, una lengua de tierra que encierra un brazo de mar. Una magnífica vista.
A por las ballenas.
Después de otra hora por el ripio llegamos a Puerto Pirámides, un pueblo muy pequeño donde lo único que hay son empresas de avistaje, un par de sitios para comer, un par de tiendas de turistas y una heladería donde sirven helados descomunales.
Tras ponerte el salvavidas, te subes al barco (de unos 15 pasajeros) y te meten en el mar con un tractor ya que no hay embarcadero. La empresa era Hydrosport, aunque parece que todas dan un servicio parecido.
Apenas transcurridos 10 minutos avistamos una ballena, que se quedó con nosotros casi todo el rato. Sacó la cola y pasó por debajo del barco unas cuantas veces. En una de éstas dio un coletazo al barco, provocando un buen meneo. ¡Qué emocionante!
En total, la navegación fue más o menos 1 hora. Se me hizo muy corta. Quizás hora y media sea lo ideal, ya que luego oí relatos de otra gente que apenas tuvo tiempo de otear una ballena de lejos.
Y vuelta a Puerto Madryn ya. Un agradable paseo por el largo muro de la playa y el embarcadero, donde había una fragata de la Marina Argentina que se podía visitar, aunque no lo hicimos.
Cenamos en la parrilla Estela, con pinta cutre por fuera pero donde se come muy bien. Quedamos muy satisfechos por $120. Recomendado.
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